5 de octubre de 2016

Disaster Ladie

Mi exhaustiva búsqueda de la comodidad y el preocupante abandono en el que me hallo, hace que me plantee muy seriamente mis últimos looks para venir a la oficina, como siga así, cualquier día de estos me veo aquí sentada en pijama.

Lo peor es que no he sido consciente hasta que me he visto en el espejo del baño, con el pelo como un nido de paja mal recogido en una cola, ausencia total de maquillaje y de elástica y holgada indumentaria.                                                

Tras unos minutos observándome de esta guisa, he añadido el toque de darme cuenta de que no llevo sujetador, ¿vale? y no porque sea una maravillosa y esbelta hippie de esas de portada de revista, o mejor aún de concurrida cuenta de Instagram, con unas tetitas como ciruelas, la piel bronceada y larga melena de estilo californiano, no, no, ni mucho menos, dónde va a parar, osea ubícate, que si yo no llevo sujetador definitivamente estoy abandonada a mi ser.

Como diría la Pantoja, ¡¡los focos hacia mi persona!!



Pero… ¿por qué he dejado de usar el corrector de ojeras y he decidido sacar mi ropa de aparcar coches?

La verdad es que no estoy muy segura del momento exacto en que decidí dejar de parecer una mujer adulta con trabajo, casa y ninguna adicción preocupante que me empuje a una vida sin techo, de chándal y riñonera. Lo único que sé es que es una fase por la que muchas mujeres pasamos, de vez en cuando, en la que yo me encuentro ahora mismo y que sin duda alguna, tiene un motivo que va más allá de la mera estética, me atrevería a decir que tiene bastante más que ver con la parte emocional, así que yo me pregunto, ¿qué le ocurre a mi estado de ánimo?

Este tipo de situaciones no tienen por qué ocurrirle a todas las mujeres, si eres de esas que ni muerta sale a la calle sin maquillaje o tienes los pies como garras de terodactilo porque sólo usas zapatos de tacón, mi más sincera enhorabuena, por tu tenacidad diaria, que me aspen si yo juzgo a otra persona, pero he de ser sincera conmigo misma de que ese no es mi caso.

Soy una maniática de la limpieza y sí que me gusta cuidarme, gracias al dinero mejor gastadito de mi vida tengo el Láser hecho, por tanto el no tener que depilarme, ayuda bastante en épocas de dejadez para no parecer una indigente, además que también me gustan las cremas y tengo la piel muy agradecida. Es decir, no se trata de higiene, sino más bien de ausencia de estilo, arreglo e incomodidad de ningún tipo, en definitiva nada que me identifique como icono de la moda actual, del 1 al 10 grado de mujer “cool” menos 3.


Quedando claro el qué, lo que habría que hondar es en el porqué, y ahí entra la parte emocional.

Quizás estoy un poco abrumada por el estrés laboral, la falta total de tiempo y el continuo embarco en diez millones de cosas que aunque mezclen obligación y devoción, no me dejan tranquila, ni un poquito de tiempo para simplemente tumbarme en el sofá, disfrutar de mi misma y de no sé, un libro o una peli.

Cuando no estoy trabajando, estoy preocupada por algo del trabajo, cuando no tengo una cena o un cumple, tengo que tender una lavadora, comprar o cocinar, vaya que cuando paro, lo que estoy es “reventaita” y tengo un sueño como un demonio, cuestión que no ayuda mucho. Y por favor, no me vengáis con el que esto es una vida adulta y responsable donde hay mogollón de obligaciones y bla, bladd, blaaad… Porque siempre he hecho mil cosas a la vez, facultad, deportes, trabajos, vida social, etc. y siempre lo he compaginado todo, tantas cosas que me gané mi sobrenombre de Super Woman y bastante merecido. Así que por organización de mi tiempo no es, es por falta de él.
Sí, lo sé, es obvio que estoy un poquitín estresada, pero la verdad es que no tengo tiempo ni de peinarme.

Ya, lo vais a decir, organización, pero hay veces que lo que el cuerpo te pide es desorganización, así que me revelo sin darme mucha cuenta y me vengo al trabajo con un vestido dos tallas más grande y unas manoletinas marrones, por poner un ejemplo.

También, este sedentario trabajo, que aunque parezca increíble, me encanta, pero no el mero hecho de no estar en el paro, no, no, me encanta el tipo de trabajo que es, nunca imaginé que ser una pieza de una gran empresa, oficina, documentos y números, me harían sentir tan jodidamente realizada, y el permanente miedo a poder perderlo agrava mucho muchísimo mi actual estado de ansiedad. Añadiendo que me ha regalado una lesión propia de tantas horas sentada y el consiguiente aumento de peso.

Exacto, he engordado y bastante, la lesión me impide hacer ni el más mínimo deporte, así que llevo muchos meses en un stand bye físico y esto me hace entrar en un bucle, sedentarismo, sobrepeso, lesión, no puedo hacer deporte, luego me cuesta mucho perder peso, el peso fufff... que favorece que permanezca mi lesión y vuelta a empezar.


En definitiva, lo que justificaría mi desastre estético, serían un cúmulo de cuestiones, capitaneadas por la falta de tiempo por llevar tantas cosas para adelante y a la vez, la incertidumbre laboral, el encontrarme bastante baja de ánimos por verme más gorda, el impedimento de poder hacer deporte, que me encanta y echo mucho de menos, y que sobretodo mejoraría mi aspecto físico, agravado por esta puñetera lesión, son un desencadenante bastante obvio de mi agobio permanente y que haya desarrollado tanto estrés ante la ingente y permanente cantidad de todo tipo de cosas haciendo ralis en mi cabeza día y noche.

Pero así es la vida, un ciclo donde los días pasan volando y se repiten las mismas fechas, otro cumpleaños, vuelta al cole o al trabajo, la Navidad que siempre llega, o incluso eso que se dice mucho ahora que con el cambio climático parece que nunca se van a acabar las estaciones, pero siempre terminan y llega la siguiente.

Es como la moda, todo vuelve y todo está inventado. Pero depende de ti, al igual que darle el toque a tu look, dárselo a tu vida.

Qué bien que de nuevo vuelvan todas las fechas, porque eso significa que estás viviendo.

No se trata de repetición porque lo que ha pasado nunca vuelve igual, y no importa si te pilla en chándal o en tacones, lo que cuenta es que te encuentres a gusto.

Bss de color Violeta…

1 comentario:

  1. Violeta el único problema "real" que observo es el de la lesión que debes curarte, tomate tu tiempo hasta que estés bien y recupérate, tendrás tiempo de sobra para hacer deporte. En cuanto a la falta de tiempo por querer llevar todo hacia delante yo tengo un lema "no hay que ser tan exigente con una misma" hay que saber decir, no de vez en cuando, mirar para otro lado si no está hecha la cama y saber tener tiempo para una misma y descansar y desarrollar el arte de no hacer nada. Te lo dice una mujer de 56 años, animo, ya verás como los problemas pasan y vendrás días mejores donde puedas cumplir tus deseos.

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